Si vamos por ejemplo a la época del renacimiento la belleza “ideal” era una mujer más bien rolliza y de pechos pequeños. Así mismo, si estudiamos diferentes culturas, podremos observar que cada una tiene su ideal de belleza.
En algunos países, las mezclas de “razas” como la indígena, la española y la negra, han dado paso a unos rostros y colores de piel sin igual. Cada uno guarda una belleza particular y tan variada, que solo se pueden ver gracias a estos procesos de conquista o colonización que se ha vivido en nuestro pasado.
Pero a pesar de esta gran variedad y belleza en los rostros de nuestras mujeres, sigue dándose un fenómeno “extraño” acerca de la forma que muchas se ven frente a un espejo. Un gran porcentaje de mujeres al mirarse al espejo, solo ven lo que ellas creen que son sus defectos.
Solo piensan que serán perfectas si aumentan sus pechos como los de Sofía Vergara, rellenan sus labios como los de Angelina Jolie, agrandan la cola como la de J. Lo, las mas blancas quieren ser morenas y se exponen a largos baños de sol o cámaras bronceadoras, las de cabello liso quieren tener rizos y viceversa, todo esto con un gran riesgo de perjudicar la salud y en los peores casos deformándose, como lo hemos visto con muchas personas víctimas de procedimientos invasivos para “ser más bellas”. En fin, los medios de comunicación, se han encargado de mostrar a una mujer “perfecta” 90-60-90, alta, delgada, de facciones finas, etc. quien es la más envidiada por las mujeres y la más deseada por los hombres.
Pero lo que no han descubierto, es que uno de los grandes secretos de una mujer atractiva y sexy, va mas allá de las medidas que se piensan ideales, de mostrar más de la cuenta sin dejar nada a la imaginación. Una mujer que se muestra más segura de sí misma, automáticamente se vuelve más atractiva, esto si acompañado de una presentación personal acorde a la situación donde se desenvuelva.
Algunas personas critican cuando se dice que hay que mostrarse de manera acorde con la situación y ubicación, sin embargo, es interesante ver como la naturaleza hace lo suyo, por ejemplo cuando vemos en primavera los campos llenos de flores provocando en el ser humano emociones de felicidad y tranquilidad o los comportamientos de algunos animales, que para verse más atractivos al sexo opuesto se atavían de muchos comportamientos y apariencias, por ejemplo el pavo real, un ave no muy agraciada, que levanta su cola para verse más atractivo para la hembra.
No debemos desconocer que la belleza física depende de la cultura, de quien la mira, pero sobre todo de quien la siente; y esta no tiene nada que ver con lo que nos dicen por fuera. Pero aunque todo esto es una verdad irrefutable, no podemos descuidar nuestra presentación personal, para agradar a los demás pero sobre todo para sentirnos bien con nosotros mismos frente al espejo, acorde con la realidad y no con los parámetros de belleza que nos quiere imponer la sociedad.