Es considerada una buena fuente de vitamina C y bioflavonoides, lo que la convierte ya de por sí en un excelente antioxidante. Pero lo que realmente la distingue como un alimento protector contra el cáncer es su contenido de ácido elágico, una sustancia que inhibe la reproducción de células cancerígenas.
Las cerezas negras contienen más hierro, magnesio y potasio que las otras variedades más claras, pero todas son una buena fuente de silicio y de provitamina A (beta-caroteno). El consumo diario de cerezas ayuda a reducir los niveles sanguíneos de ácido úrico, lo que puede evitar la gota.
Consumir la pulpa o el zumo del pequeño fruto perteneciente a la familia de los melocotones puede resultar de gran beneficio para la salud de las personas, especialmente de las que están afectadas por la artritis. A través de tratamientos específicos puede resultar un importante antioxidante y puede ser utilizada para retrasar el envejecimiento
Con una pulpa sabrosa, jugosa y refrescante, la cereza es uno de los frutos que tuvo su origen en Asia Menor y es la pariente menor de una familia (Prunus) de sabrosas frutas de hueso grande y pulpa carnosa, como el melocotón, el albaricoque y la ciruela.
Como muchas otras frutas que ofrece la sabia naturaleza para sus habitantes, la cereza también contiene importantes propiedades curativas, entre ellas el efecto analgésico es el más característico.
Pero no a todas las personas le causa los mismos efectos o tienen la misma respuesta. Algunos aprecian un alivio en pocos días, en cambio otras no notan nada hasta que no han pasado tres o cuatro semanas consumiéndolas regularmente.
Los pacientes que más pueden beneficiarse de las cerezas son los que sufren un exceso de ácido úrico que inflama y deforma las articulaciones. Este tipo de artritis, afecta principalmente a personas mayores y cuyos hígados, en determinadas circunstancias (exceso de carne en la alimentación, por ejemplo), generan demasiado ácido úrico y no son capaces de eliminarlo.
Que las cerezas ayudan a eliminar el ácido úrico es sabido desde hace siglos por los nutricionistas, o que le ha proporcionado un prestigio como alimento depurativo. El gran botánico sueco Linneo se curaba sus ataques de ácido úrico con cerezas.
La dosis que resulta eficaz quedó registrada en un estudio de 1950: comer entre 15 y 25 cerezas diarias o beber su zumo reduce los niveles de ácido úrico en la sangre y previene eficazmente los ataques. Desde entonces se han publicado muchos estudios que ratifican la eficacia del tratamiento.
La fibra y el potasio (210 mg por cada 100 g) de las cerezas favorecen la circulación intestinal y la eliminación de líquidos, lo que asegura el drenaje del sistema urinario y digestivo. Por la misma razón previenen la formación de cálculos renales y biliares.
La capacidad depurativa de las cerezas justifica que se utilicen para efectuar curas desintoxicantes. Estas pueden ser más o menos rigurosas: desde una minicura que consiste en desayunar únicamente cerezas (empieza con 100 gr. y día a día se aumenta la ración hasta 500 gr, en tres tomas a lo largo de la mañana), hasta una cura exclusiva, que consiste en comer sólo cerezas durante tres o cuatro días, a razón de dos o más kilos diarios.
El rojo intenso de las cerezas les confiere un aspecto atractivo y además es responsable de algunos de sus muchos efectos saludables.
Esa colorida intensidad se debe a las antocianinas, unos flavonoides de alto poder antioxidante, que en ellas se encuentra en más concentración que en ninguna otra fruta, con 25 mg por cada 100 g.
Las antocianinas de las cerezas son capaces de inhibir las ciclooxigenasas -acción que define su poder antioxidante- con más eficacia que la vitamina E.
También el zumo de cerezas contiene poderosas virtudes antioxidantes y antienvejecimiento, porque tiene 10 veces más melatonina que la fruta entera.
La melatonina es una hormona segregada por la glándula pineal durante la noche, que está implicada en la regulación del sueño y la temperatura corporal. También es un antioxidante y algunos expertos consideran que, tomada en forma de suplemento, es la sustancia más eficaz que existe para retrasar el envejecimiento.
Consumir cerezas puede ser una manera de obtener una dosis extra de melatonina, sin riesgos, sobre todo en el zumo.
Variedad de usos
Como hemos visto, las cerezas previenen y alivian los síntomas de la artritis y los reumatismos en general, porque disminuyen los niveles de ácido úrico en la sangre, pero sus beneficios para la salud no acaban aquí. Esa fruta, además, resulta beneficiosa para muchas otras dolencias.
Como aportan pocas calorías (59 por cada 100g), fibra saciante y agentes diuréticos, resultan recomendables para las personas que deseen adelgazar.
Los enfermos de arteriosclerosis se benefician de sus acciones antioxidantes y depurativa.
Las virtudes diuréticas y laxantes de las cerezas favorecen a las personas con estreñimiento o tendencia a retener líquidos.
Su hierro (0,4 mg/100 g) las hace efectivas para las personas con anemia.
Se recomienda también su consumo en caso de hipertensión y en los enfermos cardiacos y renales. Para los cólicos de riñón pueden prepararse tisanas con los rabos de cereza que se toman antes de cada comida.