La elegancia no sólo se relaciona con el atuendo que llevemos puesto o la forma correcta de llegar a un escenario con las prendas adecuadas para ese momento y lugar. Ser elegante va mas allá del concepto de vestir, tiene que ver con la forma en que pensamos, actuamos, sentimos, hablamos, miramos y por supuesto, vivimos.
“La elegancia tiene mucho que ver con la manera en que una mujer actúa; es un medio de expresión”, dice Carolina Herrera. Esta frase encierra todo el concepto de lo que llamamos elegancia, ya que la expresión de nuestra personalidad e identidad se transmite desde el interior de cada persona.
Es muy fácil crear un estilo, ya sea en la manera de vestir o de usar accesorios, pero no tan elemental es pensar, hablar, sentir y actuar de la misma forma. Vayamos un poco más lejos. ¿Sabemos qué es exactamente lo que pensamos, hablamos, sentimos y actuamos?
Hoy en día nos quedamos estupefactos cuando vemos a una mujer, por ejemplo, expresándose grotescamente sin importar frente a qué público se encuentre, ya sea su propia casa, trabajo o algún lugar de los que frecuenta.
Queda muy poco de ese “donaire” que muchas personas solían tener al hablar, al dirigirse al otro, al ser asequibles, al tener modales finos y cultos, al tener un trato cortés y amable hacia los demás. Es más, podríamos decir que cuando algunos ven a una persona manejarse con cortesía, la tildan de anticuada y nada moderna.
Pero si la modernidad y el estar IN es ser groseros al hablar, indiferentes a la cortesía, al respeto por los demás, al ir vestida como una adolescente sin tener en cuenta la edad o el rol que desempeñamos, entonces ¡Que viva lo OUT! Porque la elegancia no se improvisa, el ser elegantes es definitivamente un estilo de vida con el cual no se puede experimentar sino tomar consciencia y adoptarlo sin reparos.
De ahora en adelante cuando queramos decirle a alguien cuando llega “bien vestido” a un sitio que está muy elegante, tomémonos un tiempo más para mirar a esa persona y disfrutar su manera de hablar, pensar y moverse, en definitiva… disfrutar cómo se expresa desde su interior y qué es lo que transmite al mundo que la rodea.